El Duelo es una reacción emocional y del comportamiento que se manifiesta en forma de sufrimiento cuando una relación se rompe o desaparece, es una respuesta normal ante la muerte o pérdida de un ser querido. Suele manifestarse con componentes psicológicos, físicos y sociales. Solemos pensar que sólo está relacionado con la muerte física pero puede manifestar en momentos de la vida como una mudanza, una pérdida de algo personal, una ruptura.
A nivel fisiológico, en una primera fase puede aparecer náuseas, alteración del ritmo cardíaco, temblores. A nivel psicológico, un rechazo y negación de lo que ha pasado través de un comportamiento calmado o exaltado que es una primera fase que suele durar muy poco tiempo.
La etapa más larga del duelo es la de tristeza ocupando todas horas el pensamiento con ese recuerdo de lo vivido en el pasado, dejando de vivir el presente, esa fase puede prolongarse pero lo normal es que poco a poco vaya regresando al momento presente a lo largo de los próximos meses. En la última etapa nos restablecemos y comenzamos a mirar hacia el futuro, disminuyendo el dolor y la pena y una característica de la resolución del duelo es la capacidad de amar de nuevo.
No podemos saber cuándo termina el duelo ya que depende de cada persona, tendrá que pasar por las diferentes etapas, pero se aconseja que pasados 12 meses si no se ha superado, se pida ayuda psicológica para lograr resolverlo.
Cuando el duelo es patológico, es decir, no resuelto, exagerado, crónico o retrasado, pueden aparecer conductas desadaptativas, la persona está desbordada y permanece en un estado de no avance. nos desarrolla una incapacidad a amar, rememoramos sin ninguna otra ocupación el recuerdo de esa pérdida.
Es importante la voluntad de querer restablecer la vida después de esa pérdida y trabajar el duelo y aprender a desapegarse de los recuerdos dolorosos. Es por este motivo que el tratamiento tiene el objetivo de mejorar la vida de la persona que ha sufrido la pérdida. Trabajando la autoestima, superando el aislamiento social, la ansiedad y el estrés para tener una mejor salud psicológica y física.
Una de las principales metas de la terapia de dolor y pérdida es ayudar a las personas a aceptar y procesar su dolor emocional en lugar de reprimirla o negarla. Esto se logra a través de una combinación de técnicas y herramientas terapéuticas, como la terapia cognitivo-conductual, la terapia de grupo y la terapia individual. Los terapeutas que trabajan en esta área pueden usar técnicas como la atención plena, la meditación, la visualización y la relajación muscular progresiva para ayudar a sus clientes a aprender a manejar sus emociones y reducir su ansiedad.
Hay dos signos clave para saber que la persona está recuperándose de la pérdida y es cuando comenzamos a poder hablar de esa pérdida con un dolor controlado, que empiezo a recordar y a hablar sin llorar.
El objetivo del acompañamiento y el tratamiento psicológico de la persona que está de duelo es el de ayudarla a completar la problemática , adaptarse mejor a la nueva situación, ayudarla a expresar sus emociones y acompañarla para decir adiós de una manera saludable, manteniendo un recuerdo sano del pasado y mirar hacia el futuro.